El viernes 10 de agosto a las 21 en la Sala Hugo Nario, tendrá lugar la mesa-debate “La noche del mundo”, a cargo de Alejandro Modarelli. Acompañan Alan Rivas, Andrea Rossetti y Fernando Murciano.
Alejandro Modarelli
Alejandro Modarelli nació en Buenos Aires. Escritor, periodista y activista lgtbi, colabora en la actualidad en el Suplemento lgbti SOY del diario Página 12, de Buenos Aires. Anteriormente en Sección Cultura del diario La Nación, de Buenos Aires. Coautor de Fiestas baños y exilios, los gays porteños en la última dictadura (Sudamericana 2001), autor de Rosa Prepucio -crónicas de sodomía, amor y bigudí (Mansalva 2011) y La noche del mundo (Mansalva 2016, crónicas) . Participó de diversas compilaciones, entre ellas Otras Historias de Amor -gays, lesbianas y travestis en el cine nacional- (LEA Comp. Adrián Melo 2008); Un cuerpo: mil cuerpos -Intersexualidades (Topía Comp. Jorge Horacio Raíces Montero 2010), y Memorias, Identidades y experiencias trans. (In)visibilidades entre Argentina y España (Biblos, Editores Jorge Luis Peralta y Rafael M Mérida Jiménez) En 2014 se presentó en el histórico teatro independiente Payró su primera pieza como dramaturgo, inspirada en el universo homosexual durante la represión de la última dictadura militar. Flores sobre el Orín, tal es su nombre, que se hace con puesta y dirección de Jesús Gómez.
Co-fundador de la ex Asociación Gays por los Derechos Civiles (Gays DC, Argentina), coordinada en su momento por el reconocido activista fallecido Carlos Jáuregui, en el año 1991.
Contratapa del libro “La noche del mundo”
“Debajo de los adoquines está la playa”, gritaban los franceses del ’68. Debajo de una frase estólida, propia de televisión vespertina y los suplementos de espectáculos (“El mundo de la noche”), Alejandro Modarelli susurra la belleza y el misterio: La noche del mundo. Al amparo de las sombras augustas de Lemebel o Perlongher pero, también, calentándose en el sol de su propia intemperie, este libro sorprende, excita y enamora. El deseo (su riesgosa peripecia, su melancólica alegría) es ley, condena, liberación y fracaso, todo junto. Y la literatura es… Es pura felicidad. No resisto la tentación de citar una frase célebre (por su autor y por su destinatario): “¿Cómo se puede escribir tan bien?” Literatura y felicidad. Felicidad de escribir la tristeza. Me detengo en “El mantra final de la Marie Roxette”, mi texto favorito. Pero no, me desdigo, no puedo decir que es mi texto “favorito” porque sería injusto con el resto del libro. De todos modos, este texto me sirve como pretexto para compartir con los lectores el corazón de esta locura: las topadoras en la aldea gay, la épica de lo menor, la batalla perdida de antemano, la desolada Resistencia. “El mantra final de Marie Roxette” me sirve como pretexto para darle la palabra a su autor: “Una carne groseramente comprometida”; “Un camino afiebrado con perlas enchastradas de pasión”; “Aquella ruta diaria y sidada de algunos aldeanos hacia los desechos vip de los barrios del norte porteño se volvía en esas noches cartoneras un cortejo fúnebre hacia sus propios féretros”. Todo dicho. Este libro no promete otra cosa que lo infernal de lo posible: estilo, lujo, humillación y peligro. Modarelli no retrocede.
Ricardo Strafacce
Y aquí el costado político de este barroco: la confrontación no sólo con los patrones normativos heterosexuales sino contra los modos en que la loca deviene gay, la disidencia mercancía, la ciudad del riesgo amoroso una cartografía turística custodiada. Urdapilleta y su sagacidad cuando traducía “matrimonio igualitario” por “matrimonio igual de otario”. Modarelli desespera: hay que preservar la fuerza rebelde, el clasismo como fuente, la violencia de lo distinto. Contra lo gay funcionarial, lo gay friendly, lo gay norma y galanura.
María Pía López