Graciela Isabel Ferraro nació y vive en Tandil. Es maestra y profesora universitaria de nivel inicial. Ejerció la docencia en distintos niveles de la enseñanza. Ha trabajado en el fomento de la lectura con niños y padres presentando al respecto distintos trabajos en congresos.
Asistió a talleres de lectura con María Inés Alonso. Actualmente integra los talleres de narrativa de la escritora Patricia Ratto. Cursó breves seminarios de poesía con distintos poetas y participó de congresos en el género.
Recibió mención de la editorial Hespérides de La Plata en el Concurso de Poesía en Homenaje a Federico García Lorca. Algunos de esos poemas integran el libro Verde Crujir del Silencio que se presentará en la XIV Feria del Libro de Tandil. Fue seleccionada para participar de distintas antologías con sus poemas. En 2006 publicó su primer libro de poesías.
Prólogo del libro “Verde crujir del silencio” por Patricia Ratto.
“Cuando escuchamos o leemos la palabra “jardín”, por lo general, la primera idea o imagen que se nos aparece viene asociada a las flores. Pero, si uno persiste, merodea en derredor de la palabra y se interna un poco en ella, comienzan a aparecer más elementos. Y es que un jardín no es tan sólo flores. Es mucho más que eso. […]
Y eso es lo que hace, en este bello libro de poemas, Graciela Ferraro: huye de los lugares comunes, de las falsas y fáciles impresiones, y hurga en lo menos visible, en lo que se nos escurre, en lo que esquivamente se nos oculta.
Con un vocabulario rico y terso, con la contundencia del verso corto y el ritmo orgánico del crecimiento vegetal, callado y a la vez rumoroso, ha hecho verdecer estos poemas que brotan, se elevan, se entrelazan, se abren a nuestros sentidos, florecen y finalmente fructifican en nuestra lectura. Para complacernos, pero mucho más para desasosegarnos, para despertarnos, para devolvernos a la vida con ojos de mirada nueva. Quizá porque -como dice Arturo Carrera en Nacen los otros- “escribir no es sino rozar esa parte de misterio, buscar esa luminosidad disipada que no nos escindía […] pero con una memoria capaz de poner en crisis renovadamente nuestra relación con las cosas del mundo que nos rodea.”
Que estas palabras sirvan, pues, de invitación para abrir el portoncito y entrar, sin más demoras, en este libro-jardín.”